Como
hemos comentado, el diente de león puede ser invasivo, esto se debe a que sus hojas
emiten etileno que impide el crecimiento de las plantas que le rodean. Se puede
eliminar utilizando cristales de sulfato amónico que mata a la planta, pero al
descomponerse la sustancia en el suelo, favorece el crecimiento del césped.
Recordaros que el diente de león aguanta muy bien las pisadas y la siega,
aplastando sus rosetas contra el suelo. Pero si no sufre agresión, siega o
pisadas, las hojas se yerguen para formar un mata fuerte.
Las
flores del diente de león atraen a las abejas de lengua corta en primavera. Son
abejas solitarias muy parecidas a las abejas domésticas, pero más pequeñas,
como la Halictus malachurus. Sus hojas alimentan en verano a las orugas de color marrón oscuro
de la polilla armiño blanca, que con sus alas blancas moteadas de negro y su
cabeza peluda es una de las más bellas del jardín, las orugas alcanzan la
madurez al año siguiente. Los jilgueros, verderones y camachuelos aprecian
mucho las semillas del diente de león. Y la mosca del narciso se alimenta del
polen y néctar del diente de león, aunque sus larvas son una plaga de los
bulbos.