lunes, 24 de agosto de 2015

Las Plagas



Además de los animales anteriormente citados, también existen los que pueden convertirse en plaga. Entre los autóctonos reconocemos a los caracoles, la mariposa blanca de la col, las babosas, las larvas de moscas, áfidos, orugas, pulgones... que aparecen en nuestro huerto/jardín al proporcionarles mucho alimento concentrado en zonas pequeñas. De forma natural las plantas silvestres no se distribuyen como monocultivo, teniendo que gastar los animales tiempo y esfuerzo en busca de su alimento adecuado, pudiendo además sucumbir a los predadores del entorno.

   Los predadores que deberían desarrollarse junto a la plaga, faltan por causa nuestra, ya sea porque arrancamos sistemáticamente las malas hierbas y podamos con demasiada frecuencia los setos, reduciendo el número de ciempiés, mariquitas, arañas (probablemente las más útiles de todos los animales del huerto/jardín), hormigas (que también se alimentan de otros insectos)... como por los tratamientos químicos que acaban con unas y otros.

   Para poder disfrutar de los visitantes del huerto/jardín sin que lleguen a convertirse en plaga, deberíamos echar la vista atrás y observar los que se hacía en el medievo, donde se cultivaban mezcladas hortalizas, flores, y todo tipo de hierbas, intentando recrear una comunidad natural, en donde la variedad predomina sobre la cantidad, controlando cada especie a las demás.

   Puede que sea algo menos productivo y no tan exuberante de color, pero en lo concerniente a la fauna, es el hábitat más rico que se puede crear en un huerto/jardín.

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